Ángel González: «lo mejor de esta profesión son las personas»

07 junio 2023

Ángel González lleva más de 17 años al servicio de la enseñanza en nuestro grupo educativo. Con una amplia experiencia laboral como docente, ha sido director de hasta cuatro colegios de Educare, ejerciendo esta labor con una máxima implicación a nivel humano y profesional. Una persona fundamental para todo nuestro Grupo, a la que seguro echaremos de menos a causa de su jubilación, a partir de este mes de agosto, pero que esperemos seguirá entre nosotros liderando proyectos de formación al profesorado.

Llevas más de 17 años en el Grupo, ¿cómo comenzaste a trabajar en Educare?

En el año 2005 fui seleccionado en el proceso de selección de directores que el grupo, entonces GECESA, lanzó para elegir los directores de los nuevos colegios concertados, cuyo concurso habían ganado. Llevaba toda la vida en la enseñanza, y después de varias entrevistas fui seleccionado para dirigir el centro de Peñalar. En ese momento se adjudicó a GECESA el colegio Valdefuentes, y ese fue mi primer gran reto.

Y desde entonces no has parado… ¿Cómo ha sido tu trayectoria?

Pues son, como me preguntas, diecisiete años muy intensos. Recuerdo los inicios de Valdefuentes, realizando las entrevistas de admisión, tanto de padres como de profesores, en la caseta de obras del colegio. Imagínate, desde ver un solar en el que apenas habían empezado a construir el colegio, ¡hasta la apertura del centro en tres meses de locura! Después de unos años allí pasé a Montesclaros. Cuando Peñalar volvió a pertenecer al grupo, dirigí durante un año Montesclaros y Peñalar a la vez, lo que supuso una auténtica avalancha de sentimientos y de todo tipo de situaciones, muchas de lo más cómicas.  Tras esta etapa, volví un año a Montesclaros, de allí de nuevo a Peñalar y por último, a Antamira. Hasta hace dos años que pasé a la central del Grupo como director de Innovación Tecnológica, puesto en el que he acabado mi carrera profesional.

Valdefuentes, Montesclaros, Peñalar y Antamira… ¿Con qué te has quedado de cada uno de estos centros?, ¿qué te ha aportado cada uno de ellos?

Después de tantos años y echando la vista atrás me quedo, sin ninguna duda, con las personas que he conocido en los distintos colegios. Tenemos los mejores profesionales en todos nuestros centros, y ha sido una experiencia única y un gran honor el haber trabajado con ellos. Tras una larga trayectoria que, como es lógico, ha estado llena de momentos de todo tipo, sólo puedo agradecer a todos aquellos con los que he compartido estos años la dedicación y las horas de trabajo intensas y eternas que han hecho de los colegios lo que son a día de hoy.

Además, de cada uno de estos centros guardo un gran recuerdo, pues en todos he pasado muy buenos y muy malos momentos, por lo que sería muy difícil elegir uno de entre los cuatro, todos ocupan un lugar muy importante. Valdefuentes, por ejemplo, fue mi primer reto y las experiencias que te da el proceso de levantar un colegio desde el inicio son incomparables. Monteclaros, seguramente el colegio más bonito de Educare, fue todo un contraste, pues cada familia nueva que entraba en el colegio era a base de una lucha “cuerpo a cuerpo”.

Peñalar también fue muy especial, al que llegué en el momento que volvió a Gecesa, con muchas heridas por cerrar. Y para terminar, Antamira, uno de los últimos colegios en incorporarse al grupo, con muchas cosas muy diferentes a las que estábamos acostumbrados. Quedarme con uno de ellos es tan difícil como el responder a la pregunta: ¿a quién quieres más a mamá o a papá?

Dirigir un colegio requiere de una gran responsabilidad, ¿qué cualidades son necesarias para ser un buen director?

Dirigir un colegio implica exigir a cada uno de los que trabajan allí a sacar lo mejor que puedan dar. Para eso es necesario exigirse a uno mismo mucho más en todos los sentidos. El ejemplo es para mí fundamental: llegar el primero e irse el último. Transformar el poder en autoridad a base de “dar el callo” como el que más, de pensar en cada una de las personas a tu cargo para conseguir que el tremendo esfuerzo que supone este trabajo se haga con alegría. Creo que no hay otro secreto ni una pócima mágica, solo esfuerzo y autoexigencia.

¿Ha sido o es complicado adaptarse a los cambios que ha sufrido el sistema educativo a lo largo de estos años? ¿Cómo ves el futuro de la educación en España?

El sistema educativo es el fruto de nuestra sociedad actual. Los principios en los que se basa la buena educación no han cambiado con el paso de los años. El esfuerzo, la exigencia, el respeto son, entre otros, valores necesarios para la educación, y por desgracia parece que cada vez se encuentran menos arraigados en la sociedad. Es fundamental tener muy claro que esos valores deben ir en las dos direcciones: colegio-familia y familia-colegio, pero hoy por hoy no parece que socialmente esto esté muy claro.

Es muy complicado remar contracorriente y, por desgracia, parece ser que en los próximos años vamos a seguir en esa línea social. Los cambios que se han sucedido en la educación en estos años hacen que la labor del profesor sea cada vez más complicada, más ardua, y en muchos casos, tristemente, menos satisfactoria.

¿Cuál crees que es principal desafío para la educación en los próximos años?

A nivel estatal, creo que el gran reto para la educación en los próximos años es conseguir un proyecto que dure una generación. A nivel familiar, recuperar la confianza en la escuela y el esfuerzo en la familia. Y a nivel profesional, el gran reto es recuperar la ilusión por la enseñanza, volver a disfrutar del gran trabajo que llevamos a cabo.

¿Y qué nos puedes decir de los alumnos?, seguro que habrás notado mucha diferencia entre unas generaciones y otras.

Evidentemente, hay muchas diferencias. Cuando yo empecé a dar clase el profesor tenía el poder para ser un pequeño dictador en el aula y, gracias a Dios, eso ha cambiado a mejor. Pero no se puede pasar de esa situación a la sensación de “colegueo” con los alumnos, que en algunos momentos se ha respirado en la educación en general, aunque nunca en nuestros colegios. Los alumnos son siempre el principal motor para un profesor, y aunque el cambio generacional es muy grande, cuando un profesor es PROFESOR, con mayúsculas, los alumnos responden bien y aprenden que al final es nuestro objetivo.

Imagino que la gran mayoría te habrá expresado grandes muestras de cariño… ¿recuerdas alguna anécdota o momento que quieras compartir?

Infinitas muestras de cariño. Los alumnos son lo mejor de la enseñanza y cada día tienen muestras de cariño. La mayor muestra de cariño por parte de los alumnos es la confianza.

Hay muchas anécdotas a lo largo de estos años, he sido padrino de confirmación de muchos alumnos y, gracias a los años que han pasado, he sido también testigo de boda de algunos de ellos, e incluso he tenido la inmensa fortuna de ser profesor de hijos de mis alumnos. Es lo que tiene la edad (risas).

¿Qué es lo mejor que tiene tu trabajo?

Lo mejor de esta profesión son las personas. Trabajamos con personas, el resultado de nuestro trabajo son personas. Y esto es sin duda lo mejor de la educación.

¿Y lo mejor que te ha pasado en estos 17 años en Educare?

Lo mejor de estos años ha sido la oportunidad enorme de completar mi carrera conociendo la educación desde todos los puestos. Y por supuesto, la enorme dicha de haber conocido maravillosos profesionales que han sido compañeros, y algunos, con el paso de los años, amigos.

¿Qué diferencia a Educare de otros grupos educativos?

Tenemos muy claro lo que queremos y cómo hay que trabajar para conseguirlo. Es un grupo con vocación de innovación y base en los principios más sólidos de la educación.

¿Seguirás ligado a la docencia y al Grupo Educare en los próximos años?

Seguro que seguiré ligado a la educación, mal o bien es lo único que sé hacer. Me gustaría seguir formando a los nuevos profesores y creo que esa es la manera en que seguiré ligado a la educación y a Educare.